Umbrella Chronicles - RPD Secret Documents - BSAA Desktop - Confidential Reports

Jan 7, 2010

3. La conspiración Spencer

1978-1988
Hace diez años, Spencer ordenó mi ejecución...
James Marcus

Umbrella siguió creciendo, multiplicando ramas, sucursales e instalaciones, hasta que por fin, en el año 1978, se produjo un antes y un después. El doctor James Marcus descubrió de la forma más fortuita el virus 'Tyrant' (acortado en 'T'), partiendo de una cepa del virus madre combinada con el ADN de unas sanguijuelas especiales, cultivadas en el laboratorio para la experimentación. Aquel hallazgo pondría fin al problema de la reducida asimilación del virus Progenitor y dispararía la tasa de infección en muy distintos organismos, provocando cambios en su morfología y comportamiento. Era justo lo que Marcus esperaba encontrar. Maravillado con su creación, realizó ensayos en animales de varias familias, llenando un registro de las mutaciones y efectos secundarios en su enfoque para la utilización como armas biológicas, tal y como Spencer solicitaba. Pero muy pronto se tropezó con el primer limitante: la imposibilidad de conducir sus experimentos en seres humanos. Si quería desvelar el verdadero potencial del virus, necesitaba reconducir el cariz de sus pruebas y olvidar toda ética. Esta obsesión, añadida al opresivo seguimiento de sus avances por parte de Spencer, le llevó a codiciar las primeras "cobayas" humanas, y para hacerse con ellas, simplemente se fijó en aquello que tenía más cerca: sus propios subordinados.

DIARIO DE MARCUS

En este tiempo, el propio Spencer empezó a sospechar del comportamiento errático de su colega y envió agentes a su entorno para espiarle y tratar de sustraer las muestras del virus T que había desarrollado. Todos fracasaron y acabaron tomando parte involuntaria en los experimentos del doctor, de modo que Spencer trasladó su atención a sus dos hombres de confianza. Eran la mejor herramienta para conseguir el trabajo de Marcus que tanto ansiaba.

DIARIO DE MARCUS

William Birkin y Albert Wesker, esos eran sus nombres; dos jóvenes investigadores con un futuro prometedor que habían ingresado el año anterior en el Centro de Formación bajo la tutela de Marcus. El doctor confiaba en ellos más que en ningún otro de sus discípulos –salvando a Bradon Bailey, que se encontraba en África– así que no les costó trabajo cumplir con el encargo de Spencer, a expensas de su traición. Una vez con 'T' en su poder, Spencer aprovechó para desacreditar a Marcus y apartarlo de los engranajes de Umbrella, clausurando el Centro de Formación del que era director y transfiriendo la investigación del virus a su mansión en el Complejo de Arklay. Pero Marcus, indiferente al cierre, continuó trabajando como un fantasma en los laboratorios bajo la capilla, observando con pasión el comportamiento de sus sanguijuelas, a las que empezaba a llamar de forma delirante "su progenie".

INFORME DE LAS SANGUIJUELAS



RECORTE DE PERIÓDICO

La década de los '80 arrancó con una noticia inesperada: Alexia Ashford, nieta de Sir Edward, se había graduado como universitaria con tan sólo diez años y había sido asignada a un puesto de relevancia en las instalaciones de la Antártida, convirtiéndose así en la investigadora más joven de Umbrella. Esta noticia desató unos celos corrosivos en William Birkin, que había ostentado ese título al haber ingresado con tan sólo dieciséis años, y le arrastró a una época depresiva de improductividad a pesar de su brillantez. Por si no fuera poco, la enigmática Alexia realizó en 1981 un hallazgo sorprendente durante el estudio de unas hormigas; se trataba de un virus arcaico alojado en su organismo, con el cual, sintetizándolo junto con el virus madre y una recombinación de ADN vegetal, dio como resultado el mayor logro de su brevísima carrera: el virus 'T-Veronica' (o simplemente 'Veronica'), bautizado así en honor a su ilustre antepasada. Alexander quedó sumamente complacido al presenciar el éxito de su proyecto y no dudó en financiar la investigación. 

INFORME DE LA INVESTIGACIÓN SOBRE LA HORMIGA REINA

Sin embargo, al cabo de un año, su satisfacción fue sustituida por un creciente temor acerca de las intenciones de Alexia; leyendo sus reflexiones sobre el proyecto, descubrió que pretendía liberar el virus Veronica una vez completo, a fin de convertir el mundo en su propio ecosistema, un hormiguero gigante donde ella se alzaría como reina. A pesar de la cautivación que seguía sintiendo por su hija, Alexander comprendió que había creado un ser megalómano y egoísta, a quien no le preocupaba en absoluto el nombre de su familia; movido por la decepción, decidió desarrollar un sistema de contención en la base de la Antártida con el objeto de evitar que sus deseos se cumplieran y el virus pudiera expandirse. Al mismo tiempo que él se ocupaba de esto, su hijo Alfred destapó por accidente la verdad sobre su nacimiento y el Proyecto "CÓDIGO: Veronica", y no tardó en contárselo a Alexia.

DIARIO DE ALFRED

El profundo odio de los gemelos hacia su padre les animó a utilizarlo como primer sujeto de pruebas del virus Veronica, y Alexander, cogido por sorpresa, pasó a ser un experimento de sus propios experimentos. Pero Alexia estaba insatisfecha con los efectos que el virus había provocado en su creador, de modo que continuó con la investigación día y noche, hasta que dio con la raíz del problema: el virus necesitaba un ritmo muy lento de adaptación al metabolismo, y para ello, el sujeto debía ser sometido a temperaturas ultrabajas. Sólo le quedaba hacer una comprobación de su teoría y 'T-Veronica' estaría del todo desarrollado; para desgracia de su hermano gemelo, que era todo cuanto tenía, Alexia experimentó en sí misma, criogenizándose durante quince años en un proceso de dudosa fiabilidad. Oficialmente, se la consideró muerta; y Birkin recuperó la confianza en sí mismo.

DIARIO DE ALFRED



Entonces le llegó el turno a Albert Wesker. Una ansiedad creciente en su interior le había llevado a preguntarse el rumbo que estaban tomando Umbrella y su carrera en la compañía. Por un lado, sus dotes como investigador habían quedado ensombrecidas por las virtuosas dotes de Birkin y no sentía que fuera a ser capaz de avanzar al ritmo que llevaba la investigación. Por otro lado, la figura de Spencer, omnipresente y esquiva, rondaba de continuo su cabeza y le empujaba a querer saber más sobre sus verdaderas intenciones. Estudiando los efectos de la exposición secundaria del virus T –capaz de ser transmitido a una enorme variedad de seres vivos–, Wesker comprendió que el entorno del bosque de Raccoon, donde se había construido la mansión, era el más inadecuado para conducir una investigación sobre un agente vírico tan incontrolable y mutagénico. El riesgo de un estallido era demasiado elevado, y dado el carácter de sus mutaciones, de no haber una contención inmediata podría desencadenar una pandemia. Además, el gasto que suponía el perfeccionamiento del virus de modo que infectase en el 100% de los casos, como Spencer solicitaba, era absurdo y no respondía a una estrategia de mercado, que era, en teoría, el fin último de Umbrella. Todas estas dudas, que le provocaban verdadera ansiedad, no hacían sino empujarle en dirección del fundador, que frente a sus ojos se desvanecía como un espejismo en el desierto.



Umbrella, en estos años, inauguró sus sedes de Tokyo, Chicago y París, se asoció con muchas empresas y absorbió a otras tantas. Sus productos se vendían en todas las farmacias y era la marca preferida en los botiquines de las casas. Contaba con una política de recursos humanos libre de toda distinción o prejuicio, algo por lo que fue aclamada. Finalmente llegó a hacerse con el mercado y adquirió una posición dominante en el Consorcio Farmacéutico Mundial; se había convertido en una de las entidades corporativas más poderosas, beneficiaria de gobiernos corruptos y con elevados ingresos tanto del mercado famarcéutico como del armamentístico, ambos financiados de forma recíproca. Mientras los accionistas levantaran Umbrella, Spencer podría ocuparse de atar cabos en la sombra.

NOTAS SOBRE LA FUNDACIÓN DE UMBRELLA

James Marcus llevaba una década aislado en su laboratorio del viejo Centro de Formación. Tan obsesionado estaba con "su progenie" que había olvidado todo lo demás, incluida Umbrella; sólo se dedicaba al estudio de sus sanguijuelas. Marcus era el único fundador con vida junto con Spencer, y aunque había sido una parte indispensable en el plan de desarrollo de las armas biológicas, ahora era por completo prescindible. Spencer recurrió a quienes ya le traicionaron una vez, sus discípulos Albert y William, para perpetrar su eliminación. En 1988, diez años después de la clausura del Centro de Formación, un pelotón de las fuerzas especiales de Umbrella, comandados por Wesker y Birkin, irrumpieron en el laboratorio del doctor James Marcus y lo ejecutaron en el acto. Apenas si tuvo tiempo de ver el rostro de los traidores, Wesker sonriendo, Birkin prometiendo relevarle en su investigación. La decepción más profunda fue lo último que se llevó consigo. Su cadáver fue arrojado a la misma fosa infecta donde él arrojaba a las víctimas de sus experimentos. Este asesinato dejó a Ozwell E. Spencer como único dueño y fundador de Umbrella, y único conocedor del secreto de Sonnentrepe.


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