Umbrella Chronicles - RPD Secret Documents - BSAA Desktop - Confidential Reports

Jan 5, 2010

1. La fundación

~1960-1968

Raccoon City, una ciudad americana del medio-oeste.

Rockfort, una isla solitaria en medio del mar.

Sheena, una isla que se convertiría en la segunda Raccoon City.

Aún quedan muchos interrogantes sobre estos terribles incidentes que aparentemente no tienen relación alguna. Aunque se cree que la multinacional Umbrella está implicada de alguna forma, poco se sabe de esta misteriosa empresa. ¿Cuándo se fundó? ¿Por quién?

¿Y cómo se creó el virus T?

Para descubrir la verdad, debemos indagar en lo que ocurrió en el principio... antes del episodio de la mansión...


Todo comenzó con el descubrimiento de un virus durante la década de los '60 en las profundidades de África. Este virus había permanecido oculto desde tiempos inmemoriales en una caverna aislada del mundo exterior, un lugar al que las tribus indígenas llamaban el "Jardín del Sol" por ser un lecho subterráneo donde florecían plantas y el sol vertía sus rayos a través de grietas en la roca. Allí crecía una flor muy especial: la Sonnentrepe, que literalmente significa "Ascensión al Sol". Dicha flor, tan seductora como fatal, concedía a algunos elegidos que la ingiriesen facultades sobrehumanas, en fuerza y resistencia, y agudización de algunos sentidos; se contaba, también, que prolongaba la vida durante siglos. La flor alcanzó un carácter legendario y se convirtió en la llave para que una de las tribus, los Ndipaya, se impusiera sobre las demás, estableciendo un reinado de guerreros imbatibles adictos al veneno de la Sonnentrepe. Según recogen las leyendas, algo terrible sucedió en el corazón del reino Ndipaya y su esplendor desembocó en la total aniquilación. Mucho tiempo después, a principios del siglo XIX, un explorador y folclorista europeo llamado Henry Travis, que viajaba por el continente africano recogiendo leyendas, descripciones y muestras de toda especie, llegó a ser conocedor de la existencia de la Sonnentrepe y la tragedia de los Ndipaya. Incluyó esta información en sus volúmenes, los cuales, cien años más tarde, llegaron a manos de un visionario, perpetrador de esta historia: Lord Ozwell E. Spencer.



Spencer se vio profundamente intrigado por la leyenda de los Ndipaya, hasta el punto de organizar una expedición allí donde en el pasado se alzaron sus dominios, en el África occidental, acompañado de su colega de la aristocracia, Sir Edward Ashford, y un compañero de ambos de los días de la universidad, el virólogo James Marcus. Según la hipótesis de Spencer, el veneno contenido en los estambres de la flor Sonnentrepe guardaba un importante secreto, la clave para dominar la evolución y mejorar a la especie humana. Montaron una excavación y acabaron dando con las ruinas del Jardín del Sol, donde todavía crecían las flores. Así es como descubrieron la flor Sonnentrepe, y dentro de ella, el virus madre, al que varios años más tarde, una vez asentada la investigación en 1966, bautizaron como 'Progenitor'. Este retrovirus presentaba una característica jamás vista hasta entonces en la naturaleza: la capacidad de recombinar espontáneamente el ADN de los seres vivos.

DIARIO DEL INVESTIGADOR JEFE BRANDON

Las posibilidades que se abrían ante ellos con el nuevo virus en su poder eran incalculabes. Pero para poder conducir adecuadamente su investigación necesitaban fondos, instalaciones apropiadas y personal suficiente; esto llevó, el 4 de marzo de 1968, a la fundación de UMBRELLA como multinacional farmacéutica, financiada con el patrimonio de las familias Spencer y Ashford con el objetivo de obtener una fuente continua de ingresos. Gracias al éxito de sus productos cosméticos y medicinas del hogar, la inversión se vio prontamente satisfecha y la multinacional terminó por adueñarse del mercado. Su eslogan -"Preservar la salud de todos"- era un espejo que ocultaba su verdadera naturaleza: el desarrollo de una nueva generación de armas bioorgánicas a partir del virus madre.



El camino de los fundadores se dividió desde este punto en adelante. James Marcus continuó sus investigaciones en el virus de vuelta a Estados Unidos, llevando muestras de la Sonnentrepe consigo, mientras Spencer, de regreso en Europa, planeó la construcción de nuevas instalaciones. La primera de ellas ya la había previsto desde el descubrimiento del virus en 1962; se trataba de una de sus propiedades en Arklay, Norteamérica, situada en una parcela de bosque a las afueras de una tranquila población llamada Raccoon City. Como fachada para los laboratorios subterráneos donde se conducirían nuevas ramas de la investigación, Spencer había mandado diseñar los planos de una mansión estilo europeo al arquitecto neoyorquino George Trevor, so pretexto de convertirla en una sucursal pública de la compañía que planeaba fundar. Trevor cumplió con el plazo, a pesar de las exigencias de Spencer respecto a su intrincada arquitectura, y en 1967, un año antes de la fundación de la empresa, la mansión quedó completada junto con los laboratorios, dando lugar al Complejo de Arklay. El arquitecto, su mujer y su hija fueron invitados a la mansión para celebrarlo, sin saber que sus epitafios ya estaban escritos antes de llegar. 

RECORTE DE PERIÓDICO



INVITACIÓN

Por acumulación de trabajo, Trevor no pudo abandonar su despacho de Nueva York para viajar a Arklay hasta tres días después de lo previsto, de modo que su mujer y su hija acordaron ir antes que él. Sin embargo, cuando a su llegada preguntó por ellas, Lord Spencer le informó de que habían tenido que marcharse porque una tía suya se había puesto enferma. Aunque la noticia decepcionó a Trevor, la fascinación al ser testigo de su propia obra había hecho presa de su espíritu. Los planos que durante cinco años le había costado sudor y sangre diseñar, habían sido reproducidos con tal fidelidad, con tal nivel de detalle, que le hechizaba durante horas la sola contemplación de su arquitectura. Animado por la invitación de Spencer a prolongar su estancia, no le alarmó la tardanza de su familia, ni reparó siquiera en que su anfitrión mismo no volviera a aparecer desde el segundo día. Cuando se quiso dar cuenta de todo esto, era demasiado tarde.

DIARIO DE TREVOR

Engañado por Spencer, Trevor quedó atrapado en su propia ratonera y la locura le sobrevino antes de morir; jamás descubrió la verdad sobre su familia. Jessica, su mujer, y Lisa, su hija, habían llegado, en efecto, tres días antes que él, pero nunca abandonaron la finca. Habían sido apresadas y utilizadas como sujetos de prueba para el virus madre. Jessica no sobrevivió, y en su honor, Spencer mandó que la sepultaran en un altar subterráneo. En cuanto a su pequeña Lisa... La mansión se la tragaría durante más de treinta años.

FOTO DE FAMILIA


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